Champetú

PARA LOS QUE NO PREGUNTAN

Hace doce años escribí las introducciones históricas, geográficas y turísticas a los directorios telefónicos de 23 ciudades de Colombia, incluida Cartagena de Indias. Lo primero que hice al llegar a territorio propio, en un intento de justicia poética, fue quitarle el “Don” a Pedro de Heredia. Lo segundo fue borrar la presencia de su estatua de la Plaza de los Coches.

Parece poco, pero no lo es si se tiene en cuenta que el único libro de historia local, fuente de mil consultas y tareas, que había en la mayoría de las casas, era la guía telefónica.

Springfield


En un capítulo de los Simpson, la profesora Hoover deja como tarea escribir un ensayo sobre Jeremías Springfield, fundador de la ciudad, en el marco de la celebración del segundo centenario. Jeremías Springfield, de quien se erige una estatua en la plaza central, es recordado como una leyenda por haber domado a un búfalo salvaje y haber lanzado la célebre e inspiradora frase:

“Un noble espíritu agrandece al hombre más pequeño”.

Lisa acude presurosa a la Sociedad Histórica de Springfield para hacer su trabajo acerca del prócer y hurgando entre sus objetos personales descubre oculta dentro de una flauta una confesión secreta, en la que Jeremías Springfield revela su verdadero talante de pirata bárbaro y cruel.

“Pueblo de Springfield no sé como decirles esto”, titubea Lisa sobre una tarima frente a una muchedumbre expectante. Y duda si revelar la verdad o derribar el mito que, al menos en ese momento, tiene el valor de promover los mejores sentimientos de su pueblo.

La voz del Facebook

Con Pedro de Heredia, nuestro Jeremías Springfield, la duda de Lisa Simpson no existe, a pesar de su marketing fuerte que incluye, además de la apoteósica estatua, el posicionamiento de su nombre en la avenida principal, en el estadio de futbol y en el teatro de la ciudad devenido en los últimos años en salón de bodas.

En un breve sondeo hecho entre nuestros parroquianos del Facebook, entre las respuestas a la pregunta ¿Quién fue Pedro de Heredia?, la palabra “ladrón” fue empleada en cinco ocasiones. Las palabras “bandido” y “asesino” fueron nombradas cuatro veces. Las palabras “Uribe” “pirata”, “rata” y “violador de indígenas” aparecieron dos veces. Y las expresiones “hampón”, “Perro de Heredia”, “matarife”, “arreador de puercos”, “bufón” y “caraemondá” fueron empleadas en una ocasión.

En la misma encuesta el cantante de champeta EmoWay (autor de La Cuchillera) escribió a manera de conclusión: “El pueblo ta claro”. El artista Yorky Basser, radicado en Francia adjuntó una gráfica de su autoría del año 2014. Finalmente, Cecilia Caballero, directora de UdCTevé Canal, aprovechó para invitarnos a escuchar una conversación a propósito de la fundación de Cartagena programada en la plataforma virtual del Alma Mater.

Ciudad Infundada

«Sin lenguaje no hay ciudad

– Cicerón

Los historiadores Orlando de Ávila Pertuz, Lorena Guerrero y Adineth Vargas se dieron cita con el filósofo Raúl Puello para recordarnos la importancia de la memoria histórica a la hora de pensar la ciudad.

Durante mucho tiempo, contó De Ávila, no hubo consenso acerca de la fecha de la fundación de Cartagena, que fluctuaba entre el 14 de enero, fecha del primer desembarco de Pedro de Heredia en la isla de Bocagrande, y el 1 de junio, cuando luego de haber descartado el territorio como lugar para asentarse por falta de agua potable, decidió regresar y establecerse en Kalamarí. Recalcó De Ávila Pertuz, que el proceso de asentamiento se logró tras vencer una fuerte resistencia por parte del pueblo raizal.

Es por eso, comentó Adineth Vargas, que la memoria que celebra la fundación hispánica de Cartagena de Indias desconoce de tajo la existencia de una historia milenaria anterior, y esconde el inicio de una vivencia dramática de despojo, saqueo y descalabro, no solo del territorio, sino de una espiritualidad, una cosmogonía y unas formas sociales, políticas y económicas que también nos pertenecen.

Todo esto, anotó Lorena Guerrero, a favor de un juego de poder en busca de botines económicos, prestancia política y entramado de redes familiares que perviven hasta nuestros días.

Para el filósofo Raúl Puello, autor de La provocación In-provocada (Parque de San Diego Editores) si bien es cierto que todas las ciudades tienen una fecha de inicio como parte de un mito fundacional institucionalizado que junto al levantamiento de monumentos persigue construir una identidad y establecer unos valores comunitarios; la celebración del 1 de junio con sus ofrendas florares a estatuas de piedra, desfiles de la armada y honores de la policía no significa absolutamente nada para la mayoría de los cartageneros.

No se trata de negar la influencia colonizadora sino de ponerla en su lugar. Se trata de no invisibilizar el carácter mestizo de nuestro origen, y que si bien en los últimos años se ha avanzado en la construcción de la memoria de los seres provenientes de África, en el caso de los pueblos indígenas que habitaron este territorio existe una gran deuda y enormes dificultades etnográficas para reconstruir esa memoria.

Estado del arte

La Imagen de la estatua de Pedro de Heredia con una capucha del Ku Klux Klan corresponde a la intervención artística realizada por el artista Nelson Fory Ferreira, como parte de una serie de intervenciones que se realizaron en la ciudad en el año 2011, hechas, entre otros por el colectivo Pedro Romero Vive Aquí en el marco de la celebración del bicentenario de la ciudad que nombramos heroica.

En esa misma línea se han realizado otros gestos simbólicos que buscan equilibrar la balanza de la historia de nuestro territorio. El activista Rafael Escallón y su fundación Roztro han realizado durante los últimos tres años la acción de retirar las flores que la institucionalidad rinde como homenaje a la estatua de “Don Pedro” para llevarlas al busto del líder indígena Karex ubicada en el Parque Apolo.

Dejar de ser puta

“En el centro de la plaza se levanta orgullosa una estatua del conquistador español fundador de la ciudad, Don Pedro de Heredia” escribió algún otro en introducción al directorio de páginas amarillas del 2016 que estoy hojeando ahora, mientras degusto un té de jengibre.

Y en efecto La estatua del Colonizador Don Pedro se levanta  orgullosa como un gran proxeneta  en el centro de una plaza, en su normalidad, coronada de putas y puteros.  Una noche mientras pasaba le escuché decir a una de ellas. “Aquí lo único que falta es que pongan un letrero de Neón en la torre que diga “Plaza de los Chochos”.

Hace unos meses  realizamos un cortometraje con el que participamos en el festival Tornado Cartagena. Noli se llama. Como la estatua de Noli  Me tangere (No me toques) . El corto está alojado hace meses en youtube, y aunque no es necesario explicarlo, si vale la pena reafirmar que Noli  es un reflejo de la ciudad,  un chico – chica negra  que esa noche ha decidido de una vez por todas “dejar de ser puta”.  Dejar de venderse, que no es más que dejar de depender del valor que otro le impone. 

Obsérvese que en el corto es un indígena (un tuchín) quien le pregunta a Noli ¿Qué va a hacer esa noche? al pie de una estatua a  caballo de Simón Bolívar.

Y luego,  en su trasegar hacia su destino heroico, una voz descosida le canta a Noli que procure levantarse temprano, que deje de dormir hasta tarde, que reciba el sol, que estudie, que siga moviendo la cadera, pero  que lea, que se forme, que nada, absolutamente nada en este mundo ni en esta ciudad va a cambiar de una forma “fantástica”.

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